Volviendo de Madrid me puse a pensar cual había sido el mejor momento del día y este fué el que primero se me vino a la mente. Estaba paseando por la castellana cuando de repente una mujer, que parecía trabajar en el servicio de limpieza del ayuntamiento, se giró para recoger una hoja que había justo en mi camino, me paré para que pudiera hacer su trabajo y entonces me miró y sonrió.
Al pensar en este momento me acordé de Salvador y tiene razón, deberíamos sonreir más.
Cheli