La extorsión que ejercen algunas compañias

Hace poco he vivido el peor momento colaborando en un proyecto de software libre, y resulta cómico porque lo normal es que colaborar en estos proyectos me resulte divertido, reconfortante además de que aprendo mucho. El caso es que a raiz de realizar unos cursos de formación en Barcelona organizados por la empresa Openbravo decidí montar una bitácora con el nombre obtrainings en honor a los cursos, inicalmente junto a un compañero que conocí en Barcelona,  con la idea de apoyar y retroalimentarnos de la gente que realizara los cursos en el futuro. Al final el único editor de la bitácora acabé siendo yo mismo y la idea inicial terminó diluyéndose y convirtiéndose en una bitácora dónde hablaba de las novedades del producto y dónde escribía artículos y tutoriales de Openbravo ERP.

Pasaron algunos meses y me fuí enterando de algunas cosas siempre por terceras personas, por ejemplo me enteré que algunos directivos de openbravo leían la bitácora ya que me llegaban comentarios del tipo –Oye, ¿sabes que el otro día estuve con tal y me dijo que le gustó el artículo pascual de obtrainings?– donde tal era el directivo en cuestión. Lo bueno era que yo sabía de estas cosas sin que nunca nadie de Openbravo me hubiera dicho nada aunque eso tampoco me importaba, y entonces fué cuando vinieron los problemas.

Igual que escribía artículos contando las bondades que me parecían interesantes de openbravo, escribía artículos donde criticaba los puntos débiles o las cosas a mejorar dentro del sistema y metodologías de desarrollo que se estaban llevando a cabo, siempre con la intención de que se detectaran esos problemas y se corrigieran. Parece que esto no les gustó a esos directivos e igual que no se pusieron en contacto conmigo para decirme que algo les había gustado tampoco lo hicieron cuando les disgustó alguno de mis apuntes de obtrainings. Hasta aquí todo correcto, sólo que a mi me hubiera gustado tener retroalimentación con sus opiniones ya que sin ella se avanza más despacio.

Lo indignante fué que en vez de ponerse en contacto conmigo lo que empezaron a hacer es contactar con mi jefe para decirle que me atara en corto. Se ve que no les quedó claro que cuando yo escribo en mi bitácora escribo en nombre propio, que las opiniones, decisiones o consideraciones respecto a openbravo que haga mi empresa las realizan sus dos socios fundadores y que yo en esas deciones no tengo ni voz ni voto. Que igual que cuando Openbravo tiene que tratar algún tema con mi empresa se ponen en contacto con mis jefes y yo quedo totalmente al margen, cuando yo escribo algo mi empresa está totalmente al margen también, lo que puede significar que mi opinión y la de mi empresa no concuerden en muchos sentidos. Mi rol dentro de la empresa es de consultor y desarrollador, al final hago lo que me mandan y punto lo que no quita que tenga mis propias opiniones.

A lo mejor pensaban que podrían extorsionarme y hacer que dejara de escribir lo que pienso. Eso nunca lo iban a conseguir y como mucho hubieran conseguido que me despidieran, quizá era eso lo que pretendían, no lo se.

Total que después de la tercera reunión con mi jefe por estos temas, cada vez que escribía algo que pensaba que podría no haber gustado a alguien en openbravo ya sabía que al día siguiente tendría otro encuentro. Al principio se que estas llamadas venían de Miguel Magán, pero luego ya ni siquiera me enteraba de quién había venido el mensaje.  Lo que hice es ponerme en contacto con Miguel para decirle que cuando tuviera un problema con lo que yo escribía que se pusiera en contacto conmigo y no con mi jefe con los mismos argumentos de competencias dentro de mi empresa que he expuesto anteriormente. Él me contesto dándome consejos como gran magnate de los negocios (notese la ironía), porque según él debo ser más diplomático. Yo seré muy directo y diré las cosas tal cual las pienso pero por lo menos no intento extorsionar a nadie cosa que él si hizo conmigo.

Al final y después de muchas desilusiones de cómo se estaba llevando el proyecto y al sumarle lo que os estoy contando decidí descontinuar la bitácora. Curiosamente fué en ese momento cuando Openbravo se puso en contacto conmigo por primera vez. Primero Paolo Juvara me escribió para pedirme que siguiera colaborando en el proyecto y pidiéndome que qué podía hacer para convencerme, yo le expliqué lo que estaba pasando y le dije que la decisión ya estaba tomada. Me sorprendio que me comentara que él de estas cosas no se había enterado. Después se puso en contacto conmigo Josep Mitjà, un tío bastante coherente con el que tuve una conversación telefónica muy cordial y aunque no estuvimos de acuerdo en bastantes puntos fué la primera vez que tuve el placer de hablar sobre todos los asuntos que yo comentaba en mi bitácora con una persona de openbravo.

Lo que me ha quedado claro después de este tiempo es algo que ya he comentado alguna vez, Openbravo es una empresa que se ha metido en el software libre porque lo ha visto como una oportunidad de negocio, cosa muy lícita y que yo defiendo, pero que no tiene muy claro las implicaciones ético sociales que esto conlleva y concretamente las consideraciones que debería tomar hacia la comunidad, y me refiero a la comunidad del software libre porque visto lo visto dudo mucho que pueda existir una comunidad de openbravo. Almenos algunos de sus directivos no lo tienen muy claro porque utilizan tácticas sucias al uso en empresas tradicionales.

Por último quiero dar las gracias a la gente con la que me he encontrado en el irc y los foros, entre ellos muchos desarrolladores de openbravo, que me han ayudado y a las que he intentado ayudar en lo que he podido. Ellos no tienen nada que ver con lo que cuento en este apunte, ellos igual que yo son gente que pretendía crear una comunidad alrededor del proyecto y que creían realmente en que eso fuera posible. De nuevo gracias.

Cheli

2 respuestas a «La extorsión que ejercen algunas compañias»

  1. Con lo buenas que son las críticas para dar publicidad y para mejorar su desarrollo.

    De esa forma lo único que consiguen es mermar el espíritu de aquel que se toma el proyecto en serio.

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