La idea que los robots deberían pagar impuestos está basada en que esos robots hacen el trabajo por nosotros, o como dirían los que lo defienden, los robots nos roban el trabajo. Esta idea es tan absurda como si pretendiéramos que cualquier invención humana que nos ha facilitado la vida mejorándola, y en consecuencia nos ha hecho requerir menos esfuerzo y trabajo tuviera que pagar impuestos.
Para explicar porqué los robots no deberían pagar impuestos hay que intentar explicar el porqué el ser humano empezó a fabricarlos. Empecemos por decir que el fin del ser humano debería ser la felicidad, y trabajar no necesariamente debe formar parte de ella. Imaginemos un mundo en el que cualquier cosa que un ser humano necesitara la pudiera fabricar, transportar o conseguir un robot. Imaginemos ese mundo en el que todo lo que conocemos como un trabajo lo pudiera realizar un robot. Los seres humanos tendríamos el 100% de nuestro tiempo para realizar tareas lúdicas, literalmente no necesitaríamos trabajar. En ese mundo ideal puede que incluso los impuestos y otros mecanismos sociales que nos hemos inventado para solventar algunos problemas dejaran de tener sentido.
Pues ese mundo de ciencia ficción es al que deberíamos optar y el que en el fondo explica el porqué empezamos a fabricar robots. Simplemente para que hicieran el trabajo por nosotros.
Ahora bien, hay que ser realistas, estamos a años luz de ese estado pero hemos avanzado lo suficiente como para que parte de nuestro trabajo lo pueda realizar un robot. ¿No tendría más sentido que en lugar de penalizar con impuestos a esos robots «que dicen que nos quitan el trabajo» lo aprovecháramos para poder trabajar menos horas con los mismos salarios y cotizando lo mismo? Al fin y al cabo vamos a terminar siendo igual de productivos, o incluso mucho más productivos ya que los robots no se cansan, son más precisos en ciertas tareas, además de necesitar menos horas/persona para el mismo propósito.
A fin de cuentas estamos trasladando trabajos repetitivos en los que el ser humano es muy poco eficiente a las máquinas, y a su vez reciclando a esas personas en trabajos mucho más técnicos y especializados como diseñar y fabricar el software y el hardware necesario para que esas máquinas trabajen por nosotros.
Resumiendo. Yo creo que penalizar con impuestos los avances e invenciones del ser humano no tiene ni pies ni cabeza. Deberíamos en su lugar aprovecharnos de ellas y acercarnos más al fin último de ser felices y si para ellos las máquinas pueden trabajar por nosotros pues bienvenidas sean.